RESUMEN

Nicaragua Precolombina.



Antes de conocer la historia de un país se debe de conocer sus orígenes  de donde viene su nombre y cuáles fueron sus primeros pasos, Primero abordaremos los orígenes del nombre de Nicaragua.
El origen del nombre Nicaragua no está del todo claro, y aún hoy divide a los historiadores y estudiosos del lenguaje Según una versión, proviene del náhuatl nic-anahuac (hasta aquí los de anahuac), otra versión, considera que proviene de una voz maya. Existe, entre otras, la más difundida versión aunque también la menos respaldada por los expertos, según la cual el nombre "Nicaragua" se deriva del nombre de Nicarao, quien supuestamente fue un jefe amerindio asentado en el territorio del actual departamento de Rivas que recibió a los primeros conquistadores españoles a orillas del actual Lago Cocibolca.


Nicaragua fue descubierta un 12 de octubre de 1502 por Cristóbal Colón que al refugiarse  de una tormenta tocó tierra y a ese lugar lo llamó ¨cabo gracias a dios ¨ después de ese incidente se mandó al explorador y conquistador Gil González el cual exploró partes de las zonas costeras del pacífico nicaragüense.

El encuentro de los dos mundos.



En su recorrido Gil González entró en las tierras del poderoso cacique Nicarao el cual vivía y dominaba las zonas costeras del gran lago y las del mar ( lo que hoy se conoce como Rivas ). Después de bautizar a cientos de indígenas Gil  González se trasladó a un territorio llamado Nochari situado a seis leguas ( aproximadamente 28.92 km)  del territorio del Gran cacique Nicarao. En esta tierra habitaban 5 reyes llamados Ochomogo,Nandapia, Mombacho, Morati y Gotega.



Gil González ya al querer retirarse de Nochari se  le presentó ante él un poderoso Cacique llamado Diriangén que llegó con su ostentoso cortejo con el fin de hablar con los Españoles pero días después  el Cacique atacó a los españoles y después de una cruenta batalla en donde los vencedores fueron los españoles. Estos decidieron retirarse a los dominios del Cacique Nicarao pero ya en estos terrenos fueron atacados por los indígenas y por eso Gil González decidió marcharse hacia el sur a lo que hoy se conoce como el golfo de Nicoya.



 Ya después de duras batallas los españoles ahora enviados por el gobernador de Castilla del Oro: Pedrarias Dávila y comandados por, Francisco Hernández de Córdoba lograron en el año de 1524 fundar las ciudades de Granada y Santiago de los Caballeros de León y es ahí que comienzan los más de 300 años de dominio español,donde zarpó hacia la actual panamá.


Hernández de Córdoba  



Ruinas de León viejo ( 1524-1610)
 Estas fueron las primeras ciudades fundadas por los Españoles a la izquierda tenemos las Ruinas de la ciudad de león la cual fue abandonada por sus habitantes en el año de 1610 a causa de una constante actividad sísmica y volcánica. Abajo tenemos la ciudad de Granada que a pesar de ser fundada  en el  año de 1524 aún se mantiene en pie ella y su hermosa catedral construida en 1583 fue totalmente destruida en el año de 1856 por los filibusteros de William Walker. pero en el año de 1915 terminó su reconstrucción.
       
          La Gran Sultana y su catedral. ( 1524- presente )


























Independencia De Las Provincias Centroamericanas.




A continuación se abordara los sucesos  que llevaron a que las  provincias Centroamericanas buscaran su independencia total de España. 

La independencia de México provocó una gran agitación en las provincias pertenecientes a la corona Española y que estaban bajo el dominio del reino de Guatemala y que en el marco de la Constitución de Cádiz ya había dejado de ser una sola unidad política: Chiapas, Guatemala ( con el Salvador ), Comayagua (Honduras) y la provincia de Nicaragua y Costa Rica.


Con la total indiferencia de las clases populares, los grandes terratenientes y la jerarquía católica se habían ido definiendo en dos grande grupos y cada uno de ellos editaba un periódico. El grupo pro independentista, que editaba el diario El editor constitucional, estaba encabezado por Pedro Molina, José María Castilla, Manuel Montúfar y José Francisco Barrundia. El otro grupo era partidario de estar a la expectativa y ver que pasaba. Este editaba el diario El amigo de la patria y lo encabezaban José Cecilio del Valle.


El territorio de Chiapas, que hasta 1820 había pertenecido al reino de Guatemala, se adhirió al plan de Iguala anexionándose a México. Cinco días después, el 15 de septiembre de 1821, se realizó una reunión de personas nobles de la Ciudad de Guatemala convocada por el Jefe Político Superior de Guatemala Gabino Gaínza en donde se llegó al acuerdo de declarar la independencia pero hacerla efectiva tras la aprobación en un Congreso de las provincias. Se constituyó una Junta Provisional Consultiva presidida por Gaínza, de la que formó parte como Ministro de Hacienda el jurisconsulto Miguel Larreynaga, nacido en Telica.

Esta fue la reunión donde se dio la libertad a muchos pueblos que desde hacía muchos años soñaban con ser libres.


En un pequeño intervalo de tiempo, menos de 6 años, España perdía la mayoría de sus posesiones en América, para el 2 de diciembre de 1821 sólo mantenía Cuba, Puerto Rico y unos pocos puntos aislados en la costa de Colombia. En la península el desorden imperaba por todos los lados, guerrillas operando en Galicia, Cataluña y Castilla, sublevación incluso de la guardia real y el país al borde de la guerra civil llegando a la intervención extranjera en 1823 de los llamados Cien Mil Hijos de San Luis, lo que en 1763 era un fuerte imperio mundial se veía convertido en una mera sombra.






Anexión de las provincias Centroamericanas a México.


 Ya como países libres las provincias que antes pertenecían al reino de Guatemala no sabían que rumbo tomar y por eso se pensó en la creación de un gran país donde se cumplieran las siguientes normas:  unidad de criollos y españoles, religión oficial la Católica y organización política como monarquía constitucional bajo Fernando VII, eran apoyados, y hechos suyos, por la oligarquía de Guatemala. Esto producía la independencia del país pero sin ningún cambio social.


La similitud de intereses y el hecho de la anexión de Chiapas a México, llevó a Gabino Gaínza, jefe político superior, a convocar una reunión el 5 de enero de 1822 para proponer la incorporación de Guatemala a México. La propuesta fue aceptada, y Guatemala pasó a integrarse en el Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide.
Este es un mapa de lo que era el imperio mexicano en 1822 con las provincias centroamericanas anexadas a el.

El 11 de octubre de 1822 la Diputación Provincial de Nicaragua y Costa Rica, reunida en León, proclamó la independencia absoluta de España y la anexión a México. Aunque todos los pueblos apoyaron la independencia, los partidos de Granada y Costa Rica se separaron de la provincia, y constituyeron Juntas Gubernativas separadas de las autoridades de León.

UNIÓN DE LAS PROVINCIAS CENTRO AMERICANAS.




Ahora se abordará la creación de la Federación de las provincias unidas de Centroamérica, los planes que se tenían para todas las provincias y el fracaso de la federación.

El 19 de marzo de 1823 el general mexicano Antonio López de Santa Anna emprendió una campaña militar contra Iturbide y logró derrotarlo. Los partidarios de la independencia total llamaron a la organización de un Congreso de las cinco provincias del reino de Guatemala. El general Filísola convocó el congreso, al que no asistió Chiapas, confirmando así su definitiva separación de Guatemala. El congreso se reunió en la Ciudad de Guatemala el 24 de junio de 1823 y el 1 de julio se proclamaba que: 

´´las provincias representadas en esta Asamblea son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquiera otra potencia; y que no son ni deben ser patrimonio de persona ni familia alguna.´´

Bandera de las Provincias Unidas de Centro América  
Nacían de esta forma las Provincias Unidas de Centroamérica, un nuevo estado compuesto por la unión de las cinco provincias Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica.

El congreso del nuevo estado redactó la Constitución que se proclamó el 22 de noviembre de
1824 y rebautizó al país con el nombre de República Federal Centroamericana y las provincias pasaron a ser Estados. La constitución fue jurada el 15 de abril en los cinco estados. En Nicaragua la juró Manuel Antonio de la Cerda. En Nicaragua tardaron en consolidarse las instituciones, debido a la guerra civil causada por la rivalidad entre las ciudades de León y Granada.





NICARAGUA COMO REPÚBLICA


La República.



Ya después del fracaso de la Federación de las provincias unidas de Centroamérica todos los países se consolidan como Repúblicas independientes  y en 1854 Nicaragua se constituyó en república y se instaló el tiempo de precedencia a un periodo de 4 años. Oficialmente el primer presidente de Nicaragua fue Fruto Chamorro el cual asumió el mandato en el mismo año. Sin embargo ese mismo año estallo una nueva guerra civil entre liberales y conservadores y por esto la nueva constitución no pudo entrar en vigor.

Esta fue la primera bandera de la república de Nicaragua originalmente no tenia letras y después las letras no eran muy visibles y esto fue corregido hasta el año de 1858.




Guerra Nacional.


Este conflicto surgió a raíz de una guerra civil entre liberales y conservadores en gran parte del territorio nicaragüense que terminó con la toma de poder del filibustero William Walker.


  Los Liberales  formaron un Gobierno Provisorio, encabezado por Francisco Castellón Sanabria, y no reconocían el Gobierno legítimo de Fruto Chamorro Pérez. Así mismo, buscaron fortalecer sus fuerzas militares con la ayuda externa, y para ello firmaron un tratado con el estadounidense Byron Cole. A raíz del acuerdo arribó a tierra nicaragüense, en junio de 1855, un grupo de estadounidenses llamados La Falange Democrática al mando de William Walker.

El año 1854 estalló la guerra civil entre las facciones democrática (liberal) y legitimista (conservadora) que se encontraban asentadas en las ciudades de León y Granada, respectivamente.
Los democráticos formaron un Gobierno Provisorio, encabezado por Francisco Castellón Sanabria, y no reconocían el Gobierno legítimo de Fruto Chamorro Pérez. Así mismo, buscaron fortalecer sus fuerzas militares con la ayuda externa, y para ello firmaron un tratado con el estadounidense Byron Cole. A raíz del acuerdo arribó a tierra nicaragüense, en junio de 1855, un grupo de estadounidenses llamados La Falange Democrática al mando de William Walker.


En esos años, el territorio nicaragüense tenía un enorme atractivo a nivel internacional, especialmente por el cruce del río San Juan donde se planeaba construir un eventual canal interoceánico. De hecho el magnate Cornelius Vanderbilt había obtenido del gobierno local el derecho de transportar pasajeros por el istmo a través de la Compañía Accesoria del Tránsito desde 1849. El establecimiento de esta empresa chocaba con los intereses británicos que no deseaban solamente perder el "dominio de los mares" que tenían en ese tiempo, sino la posesión de la costa este de Nicaragua a través del Reino de la Mosquitia. El conflicto fue solucionado con el Tratado Clayton-Bulwer.


Desde el 18 de mayo de 1854, el General José María Estrada había asumido el gobierno nicaragüense en sucesión de Chamorro (muerto durante su mandato) y tomó a su cargo enfrentar a las fuerzas opositoras. Sendos combates fueron librados en las localidades de Rivas y La Virgen, y la misma ciudad de Granada fue tomada por las fuerzas filibusteras y democráticas el 13 de octubre de 1855. Precisamente, en esta localidad fue firmado el acuerdo entre William Walker y Ponciano Corral Acosta, comandante de las fuerzas legitimistas, para evitar más derramamiento de sangre a raíz de una serie de confusos hechos, donde resultaron agredidos pasajeros estadounidenses que atravesaban el país. Mateo Mayorga, miembro prominente de los legitimistas, fue una de las víctimas de la venganza de Walker. Del acuerdo, realizado el 23 de octubre, resultó nombrado Patricio Rivas como Presidente Provisorio (en detrimento del presidente Estrada), Corral, Ministro de la Guerra, y Walker como General en Jefe del Ejército.

Sin embargo, el ex presidente legitimista Estrada inició un llamado a las demás repúblicas centroamericanas para que acudieron a Nicaragua para obrar a
"mano armada como en causa propia hasta la desaparición de todo poder extraño y el restablecimiento de la Potestad legítima.".
El mismo Corral, ante el poder real de Walker, envió misivas pidiendo ayuda, las cuales fueron incautadas y cayeron en manos de Walker, quien ordenó su fusilamiento.

Para el 18 de febrero de 1856, Walker influyó sobre Patricio Rivas para que revoca la concesión otorgada a la Compañía Accesoria del Tránsito, que dio lugar a que Vanderbilt se mostrara como un importante enemigo de su campaña. El filibustero destituyó a Rivas y nombró en su lugar a Fermín Ferrer el 20 de junio de 1856. Convivían entonces en el territorio tres presidentes: el legitimista Estrada, el democrático Rivas, y el entreguista Ferrer. Por otro lado, para el 1 de marzo de 1856, el gobierno costarricense de Juan Rafael Mora Porras había declarado la guerra al gobierno filibustero en Nicaragua en vista de su amenaza sobre el territorio, iniciando así la Campaña Nacional de Costa Rica. El mismo mandatario había alertado sobre la llegada de los aventureros desde finales de 1855.​El 12 de julio de 1856, Walker se proclamó presidente de Nicaragua a través de unas elecciones amañadas.
William Walker filibustero que asumió el cargo de presidente en Nicaragua en unas elecciones sucias.



Por su parte , representantes gubernamentales de Honduras, El Salvador y Guatemala firmaron en la Ciudad de Guatemala​ un Tratado de Alianza el 18 de julio de 1856, para la "defensa de su soberanía e independencia" que además reconocía a Patricio Rivas como presidente, e iniciaba la expulsión de las autoridades intrusa.

Este fue el punto de partida para el inicio de las acciones bélicas en contra de los filibusteros y a continuación se presenta un resumen de los acontecimientos mas relevantes en este conflicto armado.
Para esa fecha, la guerra civil nicaragüense (1855-1856) se había convertido no solamente en nacional, sino centroamericana. Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras, habían declarado la guerra a Walker y a su sistema esclavista.



Breve cronología de batallas y otros sucesos relevantes

1855
  • 29 de junio: Primera Batalla de Rivas, tropas nicaragüenses del bando legitimista derrotan a Walker. Se destaca la heroica acción del maestro Enmanuel Mongalo y Rubio.
  • 30 de agosto: tropas filibusteras toman el puerto de San Juan del Sur.
  • 3 de septiembre: Batalla de La Virgen, victoria de Walker sobre tropas de José Santos Guardiola.
  • 13 de octubre: toma de la ciudad de Granada por los filibusteros apoyados por tropas nicaragüenses del bando democrático.
1856
  • 20 de marzo: Batalla de Santa Rosa en territorio costarricense.
  • 11 de abril: Segunda Batalla de Rivas: tropas costarricenses rechazan el ataque de los filibusteros. Se destaca el soldado Juan Santamaría.
  • 26 de abril: tropas costarricenses abandonan Nicaragua, diezmadas por la enfermedad del cólera.
  • 14 de septiembre: victoria de los patriotas nicaragüenses sobre los filibusteros en la Batalla de San Jacinto.
  • 22 de septiembre: William Walker decreta la legalización de la esclavitud en el país.
  • 7 de noviembre: tropas costarricenses al mando de José María Cañas ocupan San Juan del Sur.
  • 11 al 13 de octubre: Primera Batalla de Masaya: el Ejército Aliado Centroamericano y los nicaragüenses rechazan un ataque filibustero.
  • 12 de noviembre: tropas al mando de William Walker derrotan a José María Cañas.
  • 15 al 19 de noviembre: Segunda Batalla de Masaya, los aliados centroamericanos rechazan a las tropas de William Walker.
  • 24 de noviembre a 14 de diciembre: destrucción de Granada.
  • 16 de diciembre: Walker ocupa la ciudad de Rivas.
  • Diciembre: tropas costarricenses inician una serie de ataques en los que toman vapores fluviales en San Juan del Norte y el río San Juan, así como las fortalezas El Castillo y San Carlos.
1857
  • 3 de enero: tropas costarricenses se apoderan del vapor San Carlos, dejando aislado al gobierno de William Walker por el océano Atlántico.
  • 28 de enero: tropas aliadas ocupan el puerto lacustre de San Jorge.
  • 5 de marzo: tropas nicaragüenses y centroamericanas, al mando de Fernando Chamorro Alfaro y Florencio Xatruch, respectivamente, vencen a los filibusteros en la Batalla de El Jocote cerca de la Ruta del Tránsito.
  • 23 de marzo: Tercera Batalla de Rivas, aliados centroamericanos atacan a la localidad sin resultados.
  • 11 de abril: Cuarta Batalla de Rivas, nuevamente los aliados centroamericanos atacan a la localidad sin resultados.
  • 17 de abril: tropas aliadas centroamericanas ocupan San Juan del Sur.
  • 1 de mayo: William Walker se rinde ante el capitán estadounidense Charles H. Davis.
  • 5 de mayo: William Walker abandona Nicaragua en la corbeta St. Mary's.



  Revolución Liberal José Santo Zelaya



Presidente Zelaya.




El día 11 de julio de 1893, en la ciudad de León, Zelaya se sublevó, apoyado por Anastasio Ortiz quien era el Comandante de Armas de esta plaza, capturando al presidente interino Salvador Machado Agüero, del partido conservador
El día 16 de julio de 1893, los conservadores nombraron una junta de gobierno presidida por el ex presidente Joaquín Zavala Solís, que no es reconocida por los liberales, que formaron su propia junta de gobierno, integrada por José Santos Zelaya López, Francisco Baca hijo, Anastasio Ortiz y Pedro Valladares.
Entraron a la capital Managua derrotando a los ejércitos conservadores, el día 25 de julio en la Batalla de La Cuesta (la tristemente célebre "Cuesta del Plomo", al oeste de la ciudad) y marchan victoriosos ese mismo día, por la "Calle del Triunfo" aún existente.
El 31 de julio de 1893, liberales y conservadores firman un convenio en la ciudad de Masaya, que permite asumir a la junta de gobierno liberal, finalizando 35 años de gobiernos conservadores (1858-1893), y trasladando definitivamente la capital hacia Managua.
El 15 de septiembre de 1893, José Santos Zelaya asume como presidente de Nicaragua, con Anastasio Ortiz como vicepresidente.
El 1 de septiembre de 1894, Anastasio Ortiz fue sustituido como vicepresidente, por Francisco Baca (hijo), mientras José Santos Zelaya continúa como presidente de Nicaragua.



















1ra INTERVENCIÓN NORTE AMERICANA


Estados Unidos en Nicaragua.



La ocupación estadounidense de Nicaragua de 1912 a 1933 fue un acontecimiento histórico encuadrado en las llamadas «guerras bananeras», en las que el Ejército de los Estados Unidos intervino en varios países de la América Latina entre 1898 y 1934. La ocupación oficial del país centroamericano comenzó en 1912, aunque los estadounidenses ya lo habían atacado en varias ocasiones antes. El objetivo de las operaciones militares estadounidenses en Nicaragua era asegurarse la construcción del Canal de Nicaragua y evitar que la llevase a cabo otro país.

En virtud de la firma del Tratado Bryan-Chamorro en 1916, Nicaragua quedó sometida a un régimen de cuasi protectorado. El estallido de la Gran Depresión en 1929 y el hostigamiento que sufrían las fuerzas estadounidenses a manos de la guerrilla de Augusto César Sandino hicieron que la ocupación se hiciese demasiado onerosa para el Gobierno estadounidense, que en 1933 decidió ponerle fin.

Tensión entre Estados Unidos y Nicaragua.



Ya durante el mandato de Theodore Roosevelt, el Gobierno estadounidense había decidido deshacerse del presidente nicaragüense José Santos Zelaya, del Partido Liberal Constitucionalista.​ Zelaya, dictador corrupto aunque reformista,​ ostentaba el poder desde la década de 1890, ​ periodo en el que el Reino Unido cedió la Costa de Mosquitos, que hasta entonces estaba bajo su protección.7​ En 1894, y con la ayuda estadounidense, Zelaya había logrado anexarse la costa oriental y eliminar la influencia británica.​ Cuando Roosevelt tomó posesión de la Presidencia estadounidense, las relaciones con Nicaragua eran buenas.​ El país veía a los estadounidenses como los libertadores de la influencia británica y los inversores de EE. UU. acudieron en masa al país.​ Por entonces el Gobierno les ofrecía ventajas con la esperanza de que ayudaran a desarrollar la economía nacional.​ En 1894, según los cálculos del embajador estadounidense en Nicaragua y Costa Rica, entre el 90 % y el 95 % de las inversiones extranjeras en Nicaragua provenían de los Estados Unidos.​ Zelaya esperaba además que el previsto canal que debía unir los océanos Pacífico y Atlántico se construyese en Nicaragua. La decisión estadounidense de hacerlo en Panamá, entre otras, agrió las relaciones bilaterales.​ El desilusionado Zelaya se volvió un feroz nacionalismo, decidido a acabar con la influencia estadounidense en la zona.Las medidas que aplicó, como la aplicación de impuestos mayores a sus empresas e incluso el uso de la piratería hicieron que Washington sopesar actuar contra él.​ Para ello tanto Roosevelt como su sucesor Taft emplearon diversos métodos e instrumentos: principalmente la Armada, pero también su influencia en países cercanos como Costa Rica, a la que animaron a derrocar al presidente nicaragüense.

En la rivalidad entre liberales y conservadores nicaragüenses, el Gobierno estadounidense tomó partido claramente por los segundos, pese a que calculaba que gozaban de un apoyo cinco veces menor que sus adversarios.​ El secretario de Estado Knox deseaba contar con el poder de intervenir a voluntad en la zona, como ya podía hacerlo en Cuba desde tiempos de la guerra hispano-estadounidense gracias a la Enmienda Platt​ Desde que accedió al cargo, Knox se propuso derrocar a Zelaya, empleando para ello la presión que le permitían aplicar las inversiones privadas estadounidenses.​ Entre otras acciones que empeoraron las relaciones entre Washington y Managua estuvo la intervención estadounidense en el Reino Unido, para hacer fracasar la concesión de un empréstito que el Gobierno nicaragüense trataba de obtener allí en 1908.​ El aumento de la tensión a lo largo de 1909 hizo que el Gobierno estadounidense comenzase a estudiar planes para intervenir en Nicaragua.​ Los oficiales de la Armada, que ya desde tiempos de Roosevelt actuaban autónomamente atizando el descontento contra Zelaya y maquinando su derrocamiento, tuvieron un papel crucial en el proceso. El centro de la oposición al presidente se hallaba en la región que llevaba su nombre, poblada principalmente por indios misquitos, mal​ comunicada con el resto del país y disconforme con la pérdida de la autonomía de la que que había gozado con los británicos.​ El establecimiento de ciertos monopolios por parte del presidente sin tener en cuenta los intereses de la zona acentuaron su impopularidad en ella.​ En 1899, la región había sido la cuna del levantamiento de Juan Pablo Reyes, apoyada por los residentes estadounidenses, pero sofocada el 27 de febrero.​ Fue uno de los varios alzamientos que Zelaya aplastó con facilidad.6​ A partir de entonces las relaciones con los Estados Unidos, a los que Zelaya creía instigadores de la rebelión fracasada, se fueron tensando, y Zelaya aumentó las medidas comerciales discriminatorias contra la región desafecta.​ A comienzos de 1909 y en respuesta a los intentos de Zelaya de unificar la región en su favor —trató de derrocar al Gobierno salvadoreño—, buques de guerra mexicanos y estadounidenses patrullaban la costa pacífica centroamericana para impedir posibles expediciones de Zelaya.

El principal motivo de desavenencias entre Zelaya y los inversores estadounidenses fue la concesión de aquel a la Bluefields Steamship Company —de la que la United Fruit Company, minoritaria en el comercio del plátano nicaragüense pese a su influencia en la región, tenía el 51 % de las acciones— del monopolio del transporte de plátano en el río Escondido, donde se concentraban las plantaciones. Este monopolio había arruinado a los hacendados, rivales de la United Fruit, y los había vuelto contra Zelaya, quien, por su parte, cobraba diez mil dólares dólares por la concesión del transporte además de los quince mil que la empresa entregaba al Estado.​ Cuando los hacendados, cuatrocientos de los cuales formaron una asociación para negociar con la Bluefields Steamship Company, emprendieron violentas protestas, Zelaya decretó el estado de sitio en la región bananera.​ La Bluefields Steamship Company se negó a negociar con los hacendados, que la boicotearon, y las dos partes solicitaron la intervención del Gobierno estadounidense.​ Este despachó a la zona al USS Tacoma (CL-20).​ La disputa entre los hacendados y la Bluefields Steamship Company tuvo su repercusión luego en el levantamiento contra Zelaya: mientras que los primeros casi en bloque tomaron partido contra el presidente, la segunda lo apoyó.

Revueltas De Juan José Estrada Y El Comienzo Del Dominio Americano.


En julio el gobernador de la región con capital en Bluefields, Juan José Estrada Morales, liberal como Zelaya pero con el que en el pasado había tenido ciertas desavenencias,​ había solicitado al cónsul Linard cincuenta mil dólares, dos mil fusiles y el apoyo de su Gobierno para encabezar un alzamiento contra el presidente.​ Para entonces había recabado ya el respaldo de la mayoría los inversores estadounidenses, a los que había prometido abolir el monopolio del río Escondido y algunas concesiones más. Los oficiales de la Armada estadounidense interesados en los asuntos nicaragüenses también fiaban en Estrada Morales para deshacerse de Zelaya.​ El gobernador envió un emisario a Washington a solicitar la ayuda necesaria para el golpe de Estado. Recibió muchas más armas que las que había pedido, desde distintos puertos de los Estados Unidos.
Así, a partir del 10 octubre de 1909, el presidente nicaragüense Zelaya se enfrentó al alzamiento que acaudilló el liberal Estrada Morales, rodeado empero de conservadores,​ que contaba con el apoyo gubernamental y de los inversores estadounidenses.​ El cónsul de Bluefields, centro de las inversiones estadounidenses en el país, avisó al Departamento de Estado tres días antes de que estallara la rebelión contra el presidente y participó en los preparativos. Por entonces la presencia militar estadounidense en el país se limitaba a un buque de la Armada, que patrullaba las aguas cercanas a Bluefields con la misión de proteger los intereses económicos estadounidenses en Nicaragua y sus ciudadanos residentes en el país.
En noviembre las fuerzas de Zelaya tomaron San Juan del Norte, que las de Estrada sitiaron gracias a la benevolente actitud estadounidense.​ Al mismo tiempo, los representantes estadounidenses animaron a las demás naciones centroamericanas a colaborar con los rebeldes.​ Guatemala, en efecto, les envió armas y municiones. Los inversores estadounidenses también coadyuvaron en la rebelión, aportando un millón de dólares a sus arcas.​ Docenas de estadounidenses se unieron a los rebeldes, tanto para darles adiestramiento militar como, en ocasiones, para dirigir sus fuerzas. En los combates, las autoridades nicaragüenses capturaron a dos ciudadanos estadounidenses, Leonard Groce y Lee Roy Cannon, a los que acusaron de participar en el alzamiento y de sembrar minas.​ Zelaya ordenó el ajusticiamiento de los prisioneros, lo que causó la ruptura de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.​ Hasta entonces la rebelión había fracasado, pero resurgió merced al apoyo estadounidense, público a partir del 1 de diciembre. Washington envió unidades de infantes de marina a los puertos nicaragüenses con la justificación de proteger a sus ciudadanos y sus propiedades en el país.
El alzamiento contra Zelaya, fallido como los anteriores hasta la intervención de los estadounidenses, terminó triunfando gracias a estos.​ La imposición de zonas neutrales impidió a Zelaya aplastar el alzamiento y condujo a su cese. Ante la hostilidad estadounidense, los propios liberales y el presidente mexicano Porfirio Díaz persuadieron a Zelaya para que renunciara al cargo.​ Zelaya dimitió el 16 de diciembre,​ y su candidato a sucederle, José Madriz Rodríguez,​ fue aprobado por unanimidad en la Asamblea Nacional el día 20. Zelaya había tratado en vano con su cese de evitar la ocupación del país por los Estados Unidos, que acabaron por imponer el protectorado a la nación centroamericana.
El secretario de Estado de los Estados Unidos Philander C. Knox advirtió que su país no estaba dispuesto a restablecer las relaciones con Nicaragua hasta que Madriz demostrase ser un «gobierno responsable» dispuesto a pagar indemnizaciones a los ciudadanos estadounidenses que habían sufrido abusos.​ Taft consideraba a Madriz Rodríguez seguidor del dimitido Zelaya, y no estaba dispuesto a reconocerlo oficialmente.
La rebelión contra Zelaya siguió pese a su dimisión, entonces ya contra Madriz Rodríguez y aún con el sostén estadounidense.Los estadounidenses se proclamaron neutrales en el conflicto civil, pero, en realidad, colaboraron con los alzados, permitiendo que les llegasen armas y dinero.Cuando Honduras interceptó el carguero nicaragüense de propiedad estadounidense Puerto Perlas, cargado de armas para Estrada en sus aguas territoriales, Washington amenazó al país con recuperarlo por la fuerza si no era inmediatamente liberado; el buque pudo merced a ello llevar su cargamento a Estrada​ A principios de 1910, la invasión rebelde del centro del país fracasó y la suerte del alzamiento pareció echada. Washington retiró el grueso de sus fuerzas del país, pero dejó clara su negativa a reconocer la autoridad de Madriz.
Cuando las fuerzas gubernamentales parecían a punto de sofocar definitivamente la rebelión y tomar Bluefields el 10 de mayo, los estadounidenses nuevamente lo impidieron,desembarcando tropas en la ciudad.​ La imposibilidad de tomar la capital rebelde ante la actitud estadounidense perjudicó gravemente al ejército gubernamental, aislado de sus bases por la selva.​ Las fuerzas gubernamentales trataron entonces de apoderarse de la aduana local y de bloquear la población, pero los estadounidenses nuevamente lo evitaron.​ El 27 de mayo, el mayor estadounidense Smedley Butler llegó a Nicaragua al frente de doscientos cincuenta infantes de marina para «mantener la seguridad» en Bluefields.​ Butler admitió que posteriormente que tenía órdenes de evitar que las fuerzas gubernamentales acometieron a los rebeldes a los que, por el contrario, no se les puso cortapisa alguna en sus operaciones militares.​ Las posteriores derrotas gubernamentales desbarataron la campaña para conquistar Bluefields, pero Estrada aún contaba con escasas posibilidades de vencer a Madriz, que aún dominaba el interior del país, sin ayuda.
La falta de reconocimiento estadounidense a su Gobierno y la derrota en la campaña de Bluefields, sin embargo, debilitaron notablemente la posición de Madriz, que no pudo resistir la nueva incursión rebelde de agosto.​ El 20 de agosto de 1910, Madriz Rodríguez perdió el poder, que pasó a Estrada, con el reconocimiento del Gobierno estadounidense. Enseguida tras la entrada de los rebeldes en la capital el 28 del mes, Estrada había recibido la nota diplomática que los estadounidenses deseaban que les enviase, en la que se fijaban las medidas que iba a aplicar y, en especial, solicitaba un préstamo.​ Tras titubear al principio, Estrada envió la nota el 10 de septiembre.​ La toma de posesión de Estrada marcó el principio del control político y económico estadounidense del país.​ Desde entonces hasta 1925, los conservadores, aunque minoritarios, detentaron el poder, gracias a la protección de Washington. Nicaragua devino el primer protectorado​ estadounidense en América Central y permaneció dominada por los Estados Unidos durante gran parte del siglo xx.​

Cambio de Gobierno y sus relaciones con los Americanos.




Para 1911, el conflicto entre liberales y conservadores nicaragüenses se había agudizado, lo que ponía en riesgo la devolución de los empréstitos estadounidenses. Por instigación de Mena Vado, aliado del vicepresidente Díaz, la Asamblea Nacional aprobó una Constitución que privaba a Estrada de gran parte de sus prerrogativas en abril, que reaccionó disolviéndose y arrestando a Mena Vado.​ La embajada estadounidense, sin embargo, intercedió por él y obtuvo su liberación. Mena Vado obligó a Estrada, que había perdido el respaldo de Washington, a dimitir; le sucedió el 11 de mayo en el cargo el vicepresidente Adolfo Díaz. Díaz había sido el contable principal de la empresa minera La Luz and Los Angeles, ​ de la que el secretario de Estado Knox era el principal accionista y de la que el sobrino de este, Drew Linard, era el gestor en Nicaragua. Él fue el único candidato que el Gobierno estadounidense respaldó para suceder a Zelaya, que en el verano de 1909 había amenazado con rescindir las concesiones a la empresa minera estadounidense.​ Díaz había financiado a los rebeldes que se habían alzado contra Zelaya en 1909, pero la Hacienda pública le devolvió luego los fondos aportados. El poder, sin embargo, lo detentaba Mena, que dominaba el Ejército y el Parlamento. ​ Por ello, los estadounidenses trataron primordialmente con él.

En junio, el nuevo Gobierno firmó un empréstito garantizado con los ingresos por aranceles con unas empresas estadounidenses; ​ el préstamo aumentó el poder de los Estados Unidos en el país y sirvió luego, en 1919, para que sus banqueros obtuviese el control de las líneas férreas y de transporte marítimo nicaragüenses además del 51 % de los fondos del nuevo Banco Nacional. Mena había asegurado la aprobación parlamentaria de las medidas a cambio de lo que entendió como beneplácito estadounidense a su asunción de la Presidencia en 1913. ​ El Banco Nacional, gestionado por banqueros de los EE. UU., se sometía a las leyes del estado de Connecticut.​ Sus fondos servían como aval de los préstamos estadounidenses. ​ El cobro de aranceles quedó también en manos de funcionarios de los Estados Unidos, supeditados al control de los bancos. El 1 de agosto de 1912, comenzó a operar el nuevo Banco Nacional en Managua y en 1913 se puso en circulación una nueva moneda, el córdoba, con un valor igual al dólar estadounidense. El Gobierno nicaragüense se comprometió además a limitar su presupuesto a los ingresos obtenidos de su parte de los aranceles recaudados. ​ En la práctica, los bancos estadounidenses pasaron a controlar la Hacienda nicaragüense, que gestionaron en su propio interés, dejando escaso de recursos al Gobierno.
Las relaciones de Díaz con los Estados Unidos le restaron popularidad. Su gobierno, represivo, no consiguió empero garantizar la estabilidad ni el fin de las rencillas entre los conservadores. ​ La falta de recursos lo sumía en una crisis financiera continúa. Esta situación sirvió al arrumbado Mena, al que Díaz había dejado de lado para estrechar sus relaciones con Chamorro, para revolverse contra el presidente. ​ Mena dominaba el Parlamento, y logró que este en octubre de 1991 lo eligiese para suceder a Díaz el 1 de enero de 1913, cuando concluía el mandato que le habían otorgado los estadounidenses.​ Esta maniobra disgustó no solamente a Díaz, sino también a otros destacados dirigentes conservadores, como Emiliano Chamorro.

Cuando el Gobierno estadounidense se negó a aceptar la decisión del Parlamento nicaragüense, Mena se alzó contra el Gobierno de Díaz el 29 julio, ​ después de que el presidente lo destituyó de su ministerio. Trató en vano de tomar el fuerte que domina la capital y, al fracasar, huyó a Granada, donde había acumulado pertrechos; gran parte del ejército tomó partido por él.​ Mena se coligó con los liberales acaudillados por Benjamín Zeledón,​ contrarios a la influencia estadounidense. ​ Huyó a Masaya, donde fijó el cuartel general de la rebelión, y entregó el control de Granada a su hermano. Díaz, que confiaba en el tradicional apoyo estadounidense a los conservadores nicaragüenses, declaró que no podía garantizar la seguridad ni de los ciudadanos de los Estados Unidos ni de sus propiedades en Nicaragua y en consecuencia solicitó al Washington que interviniese en el país. Durante la primera mitad de agosto de 1912, las fuerzas de Mena se apoderaron de los vapores de los lagos Managua y Nicaragua Que pertenecían a una compañía ferroviaria con participación estadounidense. Los rebeldes atacaron la capital del país, que bombardearon durante cuatro días. La capital quedó aislada cuando los liberales se alzaron en León y pasaron por las armas a la guarnición fiel al Gobierno. El embajador estadounidense, George Wetzel, envió un cable a Washington solicitando el envío de tropas para proteger la embajada. ​ Knox solicitó a Taft que el país interviniese militarmente, alegando que el ferrocarril Corinto-Granada se hallaba en peligro y esto perjudicaba los intereses de los Estados Unidos. ​ El secretario de Defensa estadounidense Henry L. Stimson persuadió a Taft para que no enviase al ejército, ​ pero la Marina siguió entrometiendose en los asuntos nicaragüenses, sosteniendo a Díaz y protegiendo a los inversores norteamericano A principios de septiembre, llegaron suficientes infantes de marina al país para que los estadounidenses tomasen el control del ferrocarril que unía el puerto de Corinto con la capital. El levantamiento fracasó por la acción de los estadounidenses, que se oponían a que los liberales recuperaron el poder, impidieron que los rebeldes atacaron de nuevo la capital, proclamaron su apoyo al Gobierno y finalmente obligaron a los alzados a capitular el 5 de octubre.
​ Mena, muy enfermo, se rindió al almirante estadounidense Sutherland en Granada. Los liberales de Zeledón resistieron un día más en León, que las fuerzas estadounidenses tomaron al asalto, como habían hecho con otra importe posición que amenazaba el ferrocarril dos días antes.El despliegue de los infantes de marina que habían combatido a los rebeldes se mantuvo para asegurar el control de las inminentes elecciones, previstas para el 12 de noviembre.En total, los estadounidenses emplearon dos mil setecientos infantes de marina y marinos para aplastar el alzamiento de Mena y Zeledón contra Díaz, que quedó sofocada en septiembre de 1912. ​
En las elecciones de 1912, vigiladas por los Estados Unidos, no se permitió que participe la oposición a Díaz; ​ el embajador estadounidense se encargó de asegurarse la victoria de Díaz impidiendo que participaron en ella los liberales. ​ La fracción conservadora encabezada por Chamorro aceptó a Díaz como candidato a propuesta de los estadounidenses, a cambio del puesto de embajador del país en los Estados Unidos para este. ​ Díaz se alzó con la victoria y tomó posesión de la Presidencia para el periodo 1913-1917. ​ Para asegurarse que Díaz conservase el poder, los estadounidenses dejaron en la capital un destacamento de ciento veinte infantes de marina, oficialmente asignados a la embajada e «invitados» por el presidente nicaragüense. Los objetivos estadounidenses eran proteger la región cercana al canal de Panamá e imponer Gobiernos sumisos a sus intereses, sin importar si contaban o no con el respaldo de la población. ​ La disposición de Díaz a que le construyeran un canal en el país y su defensa de los intereses económicos de los Estados Unidos le garantizaron la protección de estos. Durante los trece años siguientes, la intromisión estadounidense en la política de Nicaragua fue continua: aseguró la paz y el sistema republicano del Estado, pero no la democracia.

Ante las continuas estrecheces financieras, el Gobierno trató de obtener fondos mediante la construcción del canal interoceánico por los Estados Unidos. Un primer tratado a tal efecto se firmó el 8 de febrero de 1913, que quedó sin efecto porque no lo ratificó el Senado estadounidense. ​ Lo sustituyó el Tratado Bryan-Chamorro —este último a la sazón embajador—del 5 de agosto de 1914, ​ muy criticado en América Central y que se ratificó dos años y medio después, en febrero de 1916. El tratado concede los derechos de construcción del canal a los Estados Unidos, ​ les cedía durante noventa y nueve años las islas del Maíz, les permitía establecer una base militar en el golfo de Fonseca y amortizaba tres millones de dólares de la deuda nicaragüense. ​ La cláusula sobre la creación de la base militar norteamericana disgustó especialmente a las naciones de la zona, en particular a El Salvador y Honduras, que compartían la soberanía del golfo en la que debía instalarse. ​ Las denuncias de Costa Rica y El Salvador ante el Tribunal de Arbitraje Centroamericano, fundado a propuesta de los Estados Unidos, prosperaron en lo fundamental, pero Washington decidió soslayar la decisión del tribunal, que consideraba contrario a sus intereses. ​ La aplicación del tratado supuso el sometimiento definitivo de Nicaragua al protectorado de los Estados Unidos.

Firma del pacto Chamorro-Bryan.



Nuevos gobiernos conservadores.

 Con el nuevo presidente Woodrow Wilson la situación apenas cambió, pese sus los teóricos buenos deseos de fomentar la democracia en el país. El deseo de garantizar la seguridad del canal de Panamá frustró los escasos planes de cambio. ​ En las elecciones de 1916, los estadounidenses volvieron a vetar la participación de los liberales y se aseguraron de que saliese elegido el general Emiliano Chamorro. Según los estadounidenses, el candidato que deseaban presentar los liberales Julián Irías, era demasiado cercano al odiado Zelaya, del que había sido ministro. ​ En realidad, no solamente se oponían a Zelaya, sino a los liberales —mayoritarios en el país— en general, que rechazan cada vez con mayor firmeza la supervisión financiera de los EE. UU. Merced a la retirada de los liberales, intimidados por la actitud estadounidense —Washington había dispuesto varios buques de guerra para dejar clara su preferencia por los conservadores en los comicios—, Chamorro obtuvo el poder político completo frente a sus adversarios. Durante la Primera Guerra Mundial, siguió fundamentalmente los dictados de Washington: en mayo de 1917 otorgó a los Estados Unidos el derecho de uso de los puertos y de las vías de comunicación y el 8 de marzo de 1918 declaró la guerra a Alemania. En la posguerra, colaboró estrechamente con los Estados Unidos en la creación de la Sociedad de Naciones.
En 1918 los Estados Unidos ostentaban los derechos exclusivos para construir el canal nicaragüense; los banqueros neoyorquinos, con el respaldo de su Gobierno, dominaban el Banco Nacional y los ferrocarriles y gestionaban la administración de las aduanas. Ese año se estableció una comisión para controlar el gato gubernamental, compuestas por un nicaragüense y dos estadounidenses —elegidos estos por el secretario de Estado—.El continuo control estadounidense de las finanzas nicaragüenses permitió crear un Banco Nacional eficaz, reducir notablemente la deuda externa respecto de los niveles de 1911, emitir una divisa estable ligada al patrón oro, obtener créditos a intereses menores que los de las naciones vecinas e implantar un sistema aduanero eficaz, pero al precio de mantener el dominio hacendístico de los Estados Unidos y sin que ello contribuyese al desarrollo económico y social del país. ​ La mayoría de la población era contraria al control económico de Washington, que tildaba de imperialista.

Conservadores y liberales


Al concluir la Primera Guerra Mundial, los nuevos Gobiernos estadounidenses se plantearon poner fin a las intervenciones armadas en la región, mal vistas por la opinión pública y perjudicial para el comercio. Los conservadores nicaragüenses, sin embargo, se oponían a la retirada militar estadounidense y a permitir la participación de los liberales en las elecciones. En los comicios de 1920, de nuevo fraudulentos, volvió a ganar el candidato conservador, el tío del general Chamorro, Diego Manuel Chamorro Bolaños. ​ El propio Chamorro había tratado de presentarse a la reelección pero, ante el rechazo estadounidense, había postulado a su tío. ​ Washington optó por imponer una serie de cambios a Managua, entre ellos una reforma electoral. En todo caso y pese a las denuncias de fraude, ​ reconoció la legitimidad de la elección de Chamorro, ​ al que sólo impuso el ingreso en el Consejo de Ministros de algunos miembros moderados de la oposición y al que mantuvo su protección mediante el destacamento de la embajada​ Los Estados Unidos deseaban retirar el destacamento militar de la embajada, pero antes querían contar con una organización policial que asumiera el mantenimiento del orden en el país. Tras el fallecimiento de Chamorro Bolaños el 12 de octubre de 1923, asumió la Presidencia el vicepresidente Bartolomé Martínez, que admitió el asesoramiento de un pequeño grupo de expertos estadounidenses en la aplicación de la nueva ley electoral que habían diseñado, pero no en la supervisión de las votaciones, y pidió el mantenimiento de los soldados en el país hasta enero de 1925.
A finales de la primavera, riñas entre las fracciones conservadoras —tanto liberales como conservadores estaban muy divididos en diferentes corrientes—, llevaron a la breve toma de la fortaleza de la Loma de Tiscapa, que domina la capital. ​ Pese a la alarma del presidente Chamorro Bolaños, el destacamento estadounidense y la embajada impusieron la evacuación de los rebeldes a cambio de la amnistía de los que habían participado en la revuelta. A lo largo de 1923 y 1924, disidentes liberales y conservadores negociaron para presentar una candidatura conjunta a las siguientes elecciones. ​ El nuevo partido agrupaba a la principal fracción liberal con la menor de los conservadores. Martínez, que no pudo presentarse a la reelección por impedirlo la Constitución y rechazarlo los Estados Unidos, favoreció abiertamente a la nueva coalición liberal-conservadora frente a sus rivales.
El Gobierno estadounidense no influyó en las elecciones del 5​ de octubre 1924 y retiró finalmente el destacamento de la embajada en agosto​ de 1925. ​ Los comicios dieron el poder a una coalición liberal-conservadora: asumió la Presidencia el conservador Solórzano y la Vicepresidencia, el liberal Sacasa. Tras concluir las votaciones, Martínez impuso el estado de sitio durante dos meses para evitar toda oposición al nuevo presidente, al que se había elegido nuevamente en unos comicios fraudulentos por la coerción gubernamental en favor del ganador. Para otorgar el reconocimiento al nuevo gabinete, Washington exigió que las siguientes elecciones, previstas para 1928, se verificarán de acuerdo a la ley electoral diseñada durante el mandato de Martínez, pero que este se había asegurado de conculcar.
Para entonces el grueso del comercio exterior, que no había dejado de crecer desde principios de siglo, tenía por destino los Estados Unidos​ El Estado terminó de pagar los préstamos contraídos tras la marcha de Zelaya y recuperó la posesión del Banco Nacional y de los ferrocarriles, aunque los funcionarios estadounidenses que los habían gestionado hasta entonces permanecieron en sus puestos.

Segunda intervención Americana.



Parte de los conservadores, no obstante, no aceptaron la vuelta al Gobierno de los liberales. Poco después de la marcha de los soldados estadounidenses, en octubre de 1925, ​ el general Chamorro dio un golpe de Estado, obligó al débil Carlos José Solórzano a rescindir su liga con los liberales y a abandonar la Presidencia, envió al vicepresidente al exilio y se hizo nombrar presidente de la república en enero de 1926. ​ Había esperado que los Estados Unidos admitieron la nueva situación, pero estos se negaron en enero de 1926 a admitir su autoridad.
Estalló un levantamiento liberal en la costa atlántica en mayo, aplastado y otro más poderoso que desencadenó una guerra civil, en agosto. Con apoyo mexicano, el ex vicepresidente exiliado Sacasa regresó al país y se alzó contra Chamorro desde la costa de los mosquitos, en Puerto Cabezas, conquistada por José María Moncada Tapia ese mismo mes. Las conversaciones entre los enemigos para poner fin al conflicto, celebradas en un buque de guerra estadounidense anclado en Corinto, fracasaron en octubre. La participación mexicana alarmó a los estadounidenses, que vieron peligrar su dominio del país y por ello decidieron deshacerse tanto de Sacasa como de Chamorro y devolver al poder a Adolfo Díaz Recinos, en calidad de presidente interino «imparcial».Chamorro tuvo que dimitir y ceder la presidencia a Díaz; Sacasa, sin embargo, no reconoció su autoridad y formó un Gobierno propio en el este el 1 de diciembre. México reconoció a Sacasa y le envió armas y abastos. Para sostener a Díaz frente a los rebeldes liberales, el presidente Coolidge, al que aquel había solicitado socorros,​ aplicó una serie de medidas que le favorecieron, pese al disgusto de la opinión pública de su país, que rechazó sus razones para hacerlo: ampliar las zonas neutrales impuestas por la Armada, abolir el embargo de armas a su Gobierno y concederle varios empréstitos. Aunque Coolidge se negó a imponer el protectorado oficial que solicitaba Díaz, rehusó también los gestos de conciliación de Sacasa, que solicitaba la mediación estadounidense y de los países de la región. En enero de 1927, y tras la petición tanto de Díaz como de diversos Gobiernos europeos, Washington envió de nuevo tropas a la capital nicaragüense y al ferrocarril que la unía con la costa. El 24 del mes, llegaron los primeros cuatrocientos infantes de marina. Las derrotas gubernamentales de comienzos de febrero en Chinandega y luego en Muy Muy hicieron que más infantes desembarcaron en Corinto y se instalarán en el fuerte de La Loma de Managua. A finales de mes llegaron nuevos buques de guerra y aviones.​ A principios de marzo, los Estados Unidos habían desplegado ya dos mil soldados en el país, al mando del general Logan Feland.

Stimson, llegado a Nicaragua en abril de 1927, impuso a los beligerantes un acuerdo​ mediante la amenaza de la intervención militar. Por el acuerdo de Tipitapa, rubricado en mayo, los Estados Unidos se comprometían a supervisar la elecciones de 1928, a organizar una Guardia Nacional neutral y a pacificar el país. ​ La Guardia Nacional debía quedar como la única fuerza armada del país y garantizar la limpieza de las elecciones. Los estadounidenses consiguieron además conservar a Díaz​ y que Sacasa partiese de nuevo al exilio. ​ La tutela estadounidense no sirvió para garantizar la implantación de la democracia y, tras la retirada de los soldados estadounidenses en 1933, el Gobierno quedó en manos de la Guardia Nacional que ellos mismos habían formado.
La Guardia Nacional era impopular, costosa para los estadounidenses y un instrumento en manos de quien detenta el poder, primero el presidente José María Moncada Tapia, antiguo jefe militar de la rebelión de Sacasa y vencedor en los comicios de 1928, ​ y luego de Anastasio Somoza García. ​ Fue además incapaz de acabar con el movimiento guerrillero de Augusto César Sandino, que entre 1927 y 1933 se opuso a la ocupación militar norteamericana. Sandino, uno de los dirigentes liberales, se había comprometido en principio a aceptar el pacto de Tipitapa, pero luego se había retirado con sus hombres, unos doscientos, a la abrupta región fronteriza de Las Segovias, en el norte del país, donde había emprendido la acción guerrillera. ​ Las operaciones de las fuerzas estadounidenses y nicaragüenses contra Sandino resultaron infructuosas. Tras retirarse un año a México en 1929, Sandino regresó a Nicaragua en 1930 y pudo reunir en torno a sí a unos cinco mil hombres.

Sandino el Héroe de la  Nacional Y la expulsión Americana.


La hábil propaganda de Sandino perjudicó la imagen de los Estados Unidos en el mundo: fomenta la hostilidad de los países latinoamericanos hacia Washington en la Sexta Conferencia Panamericana celebrada en 1928 en La Habana, fue asunto de los comicios presidenciales y complicó la intervención estadounidense en la crisis de Manchuria de 1931. ​ Así, el presidente Herbert Hoover decidió poner fin a la ocupación y, pese a los ruegos de su homólogo nicaragüense, retiró a las tropas el 2 de enero de 1933, al día siguiente de que Sacasa tomase posesión de la Presidencia del Gobierno. ​ En 1929 los cinco mil infantes de marina estadounidenses se habían reducido a poco más de dos mil doscientos y en 1931 se habían retirado de las operaciones contra Sandino. En febrero de 1932, apenas quedaban ya setecientos cuarenta y cinco en Nicaragua. En noviembre de 1932 se habían celebrado nuevas elecciones en Nicaragua, que ganó Sacasa, que, con el respaldo de liberales y conservadores, llegó a un acuerdo para poner fin a la rebelión de Sandino en febrero de 1933.
Cabe mencionar, que, sin embargo haberse alcanzado la paz en 1933, Sandino es asesinado en 1934 en un complot hecho por Somoza, junto con otros compañeros de su organización; y en 1936, Sacasa, el presidente democráticamente electo, es derrocado a la fuerza por Somoza.



                 





             Lucha De Sandino


Augusto César Sandino


(Augusto Nicolás Calderón Sandino; Niquinohomo, Nicaragua, 1893 - Managua, 1934) Líder guerrillero nicaragüense que luchó tenazmente contra la ocupación y la intervención norteamericana hasta obligar a los Estados Unidos a retirar sus tropas de Nicaragua. Tras su asesinato a manos del entonces jefe de la Guardia Nacional, Anastasio Somoza, Sandino se convirtió en el referente ideológico del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de la revolución promovida por este movimiento que, años más tarde, acabaría con la dictadura somocista.


De origen muy humilde, Augusto Sandino trabajó como minero en Nicaragua, Honduras y México. En 1926 regresó a su país, ocupado desde 1916 por las tropas estadounidenses que defendían los intereses de las compañías fruteras de Estados Unidos. Optó por defender la autonomía nacional, afectada por el convenio Bryan-Chamorro y por la firma del tratado Stimpson-Moncada, por lo que reunió un grupo de guerrilleros y se alzó en armas.
Durante seis años Sandino combatió contra las tropas de diferentes gobiernos apoyados por Estados Unidos, al término de los cuales había logrado aglutinar a su alrededor a unos tres mil hombres y se había ganado la admiración popular. 
Con la elección de Franklin D. Roosevelt como presidente de Estados Unidos, Sandino se movió a negociar con el gobierno de nicaragüense la deposición de las armas y el retorno a la vida civil (1933).
Sin embargo, su prestigio político continuaba siendo una amenaza para los dirigentes del país, por lo cual, tras aceptar una invitación para acudir al palacio presidencial, fue emboscado y asesinado por Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional y sobrino del ex presidente José María Moncada.



Con todo, la muerte del líder no significó la desaparición de su movimiento, y su nombre pasó a encarnar la lucha de liberación de Nicaragua.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), alineación política creada en 1962, se constituyó como continuadora del ideario de Sandino y centró sus miras en el derrocamiento de los Somoza mediante la lucha armada, objetivo que lograría muchos años después (en 1979) al forzar la caída del presidente Anastasio Somoza Debayle, hijo de Anastasio Somoza.



En Casa Presidencial después de firmar los Convenios de Paz. Sentados de izq. a  der.:  David Stadthagen,  Juan Bautista Sacasa,  Sandino, Salvador Calderón Ramírez. De  pie:  Horacio Portocarrero, Sofonías Salvatierra, Pedro José Zepeda y Crisanto Sacasa. Casa Presidencial

Augusto C. Sandino

Sandino
En la segunda década del siglo XX, Nicaragua había sido intervenida militarmente por los marines del gobierno de los Estados Unidos. Ellos habían venido para intimidar y controlar a los partidos políticos locales -los cuales mantenían al país en una guerra civil por el poder- y así lograr que la silla presidencial fuese ocupada por un nicaragüense adepto y sumiso quien les continuará garantizando la voraz explotación que ese país hacía en Nicaragua. Y todo iba bien para ellos, la mayor potencia del mundo, hasta que comenzaron a enterarse por las malas de un general pequeño en estatura física pero gigante en consciencia patriótica, apoyado por un ejército de campesinos, quién no estaba dispuesto a permitir el sometimiento de su libre y soberana nación. Ese era Augusto C. Sandino, el general de hombres libres, el héroe de las Segovias.

La guerra constitucionalista

Antes de iniciar su heroica lucha, Sandino participó en la guerra civil al lado de las fuerzas del partido Liberal, que intentaban recuperar la presidencia de la república luego de ser expulsados mediante un golpe de Estado por su rival, el partido Conservador.
En enero de 1925, tras la celebración de comicios electorales, asume el poder el partido Liberal con su fórmula compuesta por Carlos Solórzano como presidente y Juan Bautista Sacasa como vicepresidente. Sin embargo, este resultado no fue del agrado del candidato perdedor, el general conservador Emiliano Chamorro, quien de inmediato comenzó a planificar su ascenso al poder por la vía de las armas.
Solamente un año logró durar el gobierno liberal en el poder. Tras dos intentos de golpe de Chamorro, el presidente Solórzano renunció al poder dejando vacante su puesto, que normalmente debía ser ocupado por su vicepresidente, Sacasa; sin embargo, éste había huido al extranjero, acosado por soldados conservadores. Fue así, entonces, que el congreso nicaragüense nombró a nada más y nada menos que Emiliano Chamorro como presidente provisional, quien asumió en enero de 1926.
Los liberales exiliados en México, liderados por Sacasa, comenzaron a organizarse para retornar al país y recuperar la presidencia que legalmente, según lo establecía la constitución política, debía ser entregada al vicepresidente electo. Embarcaron tropas y armamento y alcanzaron la costa del Atlántico de Nicaragua, iniciando de ese modo la guerra llamada “constitucionalista”.
El general José María Moncada era el jefe militar de la expedición liberal. Habían desembarcado en la ciudad de Puerto Cabezas, en el caribe norte del país. A pesar de la inferioridad bélica, lograron mantener la posición y ganar otros pueblos de la región. En el pacífico, otro desembarco liberal fue destrozado por las fuerzas conservadoras. Comenzaban, también, a registrarse levantamientos liberales en otros puntos del país.
Estados Unidos, desde antes de la llegada de los liberales a Puerto Cabezas, había enviado barcos de guerra a las costas nicaragüenses, con el argumento de velar por la vida y bienes de los ciudadanos estadounidenses residentes en Nicaragua. El jefe militar norteamericano de la flota llamó a ambos bandos para tratar de remediar la situación. Los conservadores, con la intención de ganar el apoyo “gringo”, arreglaron la renuncia de Chamorro (quien por golpista no podía ser reconocido por el gobierno del norte, según tratados internacionales promovidos por ellos mismos) y nombraron como presidente a Adolfo Díaz, quien asumió el poder en noviembre de 1926 y resultó ser la marioneta perfecta para los intereses de los Estados Unidos.
Los liberales continuaron en la lucha, al mando de Moncada. Pocos días después, la llegada a Puerto Cabezas del jefe político de los liberales y reclamante de la presidencia, Juan Bautista Sacasa, llevó a la situación a un punto más tenso.
Al saber del arribo de Sacasa, Augusto C. Sandino, desde ya un líder de influencia en su círculo laboral, viaja con algunos compañeros a Puerto Cabezas para participar en la guerra constitucionalista. Allí, el general Moncada rechaza darle un puesto militar y armamentos a Sandino, quien a pesar de ello lo salvaría meses después de una derrota definitiva.
Estados Unidos ya había reconocido a Adolfo Díaz como presidente oficial de Nicaragua, sin embargo, negaba que la presencia de sus barcos fuese para participar en el conflicto nicaragüense. A pesar de ello, el 24 de diciembre de 1926, las tropas de marines desembarcan en Puerto Cabezas, base de operaciones liberales, y la declaran zona neutral, lo que implicaba desarmar o sacar a soldados liberales armados. Ese fue el primer síntoma definitivo de intervención.
Marines desembarcando en Corinto, marzo de 1927.
Dos semanas después, el 6 de enero de 1927, tropas norteamericanas entraron a Nicaragua con el argumento de resguardar su legación y la vida y bienes de sus ciudadanos residentes en el país; también pretextando que el gobierno mexicano, al que acusaban de pro comunismo, pretendía enviar tropas a Nicaragua. Aunque se declaran neutrales, frecuentemente participaban directa o indirectamente en favor de los conservadores, tanto así que sus aviones bombardearon la ciudad de Chinandega que había sido tomada por tropas liberales; sobre ese hecho, el gobierno de Estados Unidos aseguró al mundo que los aviadores habían actuado bajo su propia voluntad, y no por órdenes oficiales.
Dos meses y medio después, los informes de los marines norteamericanos que eran “observadores” de la guerra señalaban al mundo que las tropas constitucionalistas habían sido derrotadas en casi todos los puntos del país, y que Moncada, acorralado por los conservadores, estaba a punto de ser abatido en Chontales.
Sin embargo, poco tiempo después los cables de prensa internacionales informaron con sorpresa que un batallón liberal, liderados por un general de nombre Sandino hasta el momento desconocido, había tomado la ciudad de Jinotega y se dirigía al rescate de Moncada.
Esa fue la primera aparición del nombre de Sandino en la prensa internacional. Sin embargo, a pesar de sus victorias, la guerra constitucionalista terminaría deshonrosamente pocos días después. Moncada, jefe militar del gobierno reclamante de Sacasa, reunido en Tipitapa con los conservadores y marines, negoció la rendición del ejército constitucionalista por la realización de elecciones súper vigiladas (por los marines) en las que él podría participar como candidato. A pesar de la evidente traición a la causa, las tropas liberales fueron desarmadas y Sacasa huyó a Costa Rica.
Aunque fue el fin de la causa liberal constitucionalista, fue también el nacimiento de la heróica lucha libertaria de Sandino, quien no entregó las armas e informó que con sus hombres se declaraba en rebeldía, mientras en Nicaragua permanecieran soldados invasores y gobernará el traidor Adolfo Díaz, a quienes combatiría.

El inicio del Sandino combatiente

Augusto C. Sandino nació el 18 de mayo de 1895 en el entonces pueblo de Niquinohomo, en el departamento de Masaya. Era hijo natural (no legítimo) de Margarita Calderón y el pequeño terrateniente Gregorio Sandino. De hecho, se supone que la “C” que en su firma precede a su apellido, y que se asume como la letra inicial del nombre “César”, es en realidad la inicial de su apellido materno: Calderón.
Fue criado por su madre, con quien se dedicaba a labores agrícolas. En su juventud laboró como obrero en diferentes puntos del país, y otros países centroamericanos. Luego, se trasladó a México y trabajó en las petroleras de Tampico y Cerro Azul. Es allí donde empieza a gestarse en él la idea de regresar a su amada y sometida patria, tras entrar en contacto con la convicción de los fuertes sindicatos mexicanos.
Emprendió su viaje de retorno a Nicaragua el 15 de mayo 1926, y empezó a laborar en la Mina de San Albino, al norte del país, propiedad de un estadounidense. Aquí comenzó a promover en sus compañeros de labores el ideal patriótico que habitaba su ser. Luego de estallar la guerra constitucionalista, utiliza sus ahorros (traídos de México) para comprar algunas armas en la frontera con Honduras, y huye con un grupo de compañeros tras hacer explotar la Mina de San Albino.
Augusto C. Sandino
Augusto C. Sandino
Con todos los ánimos de lucha, Sandino se entrevista en Puerto Cabezas con Moncada, a quien pide armas, municiones e instrucciones, y le propone hacerse cargo de la región de Las Segovias (departamentos norteños del país) para cubrirle el flanco norte mientras él avanzara hacia la capital, Managua. Sin embargo, Moncada lo desprecia y no le da absolutamente nada.
Acontece entonces la ocupación de la ciudad de Puerto Cabezas por los marines norteamericanos, quienes la declaran zona neutral y confiscan las armas a los soldados liberales encontrados en el lugar. La noche de ese día fue usada por Sandino para recuperar los rifles que habían sido tirados a un río por los marines. Para tal acción fue ayudado por varias prostitutas, a quienes había convencido de la importancia patriótica de la lucha constitucionalista.
Con sus armas y sus hombres se dirige a las montañas del norte, tras ser aceptado no de buena gana por Moncada. En un pequeño pueblo tiene su primera refriega, la cual no gana por diferencia numérica. Se dirige, entonces, al poblado de San Rafael del Norte, que se convierte en su base de operaciones, y desde allí comienza a ganar batallas en las poblaciones vecinas. También allí conoce a la telegrafista Blanca Aráuz, a quien hace su novia.
Sin embargo, el ejército constitucionalista estaba siendo derrotado en casi todos los otros puntos. Los conservadores eran ayudados directa o indirectamente por los marines estadounidenses, y ya tenían cercado al general Moncada en Chontales, a medio camino entre Puerto Cabezas y Managua. En ese momento de desesperación, Moncada, quien siempre había despreciado a Sandino, le manda un comunicado y le ordena que venga en su ayuda, o lo responsabilizará ante una derrota constitucionalista.
Ante la apremiante situación de su causa, Sandino decide mandar un grupo de voluntarios a Moncada, y para concentrar la atención de los destacamentos enemigos en la zona norteña, ataca la ciudad de Jinotega (abril 1927), y tras una fuerte batalla la toma finalmente. Aquí se reúne con varios otros generales liberales derrotados en otros puntos del país.
Pocos días después sale con sus tropas y los otros generales a Chontales, a socorrer a su líder militar. Los soldados de Sandino iban como avanzada. Al acercarse a la zona de batalla, atacaron y destruyeron uno de los puntos fuertes del ejército conservador que anillaba a Moncada.
Las tropas conservadoras se retiraron a Managua, para protegerla del avance liberal. Moncada, tras ser liberado, inició su marcha a la capital por las vías liberadas por Sandino, y a éste le ordenó que permaneciera en el sitio para cuidar uno de sus flancos. Cumpliendo la orden, el general de Las Segovias se aprestaba para atacar la ciudad de Boaco, cuando le fue comunicado un armisticio de 48 horas debido a una reunión que tendría Moncada con el enemigo, con la mediación de los estadounidenses.
Sandino obedece las órdenes, pero luego parte a Jinotega para restablecer su tropa, pues sus hombres, sin actividad y sin nada que comer, comenzaban a regresar desordenadamente a sus hogares en el norte.
Estando allá se entera del pacto firmado por Moncada en El Espino Negro, Tipitapa (departamento de Managua), con el cual ponía punto y final a la guerra constitucionalista y aceptaba la permanencia de los marines norteamericanos en suelo nicaragüense.
Era el mes de mayo de 1927. En ese mes celebraría su cumpleaños, se casaría con Blanca Aráuz e iniciaría su monumental y heroica lucha en contra de la intervención de marines estadounidenses en su soberana e independiente Nicaragua.

Sandino, el héroe de Las Segovias

En Jinotega, tras conocer el arreglo firmado por Moncada, el general Sandino reagrupó a sus hombres y se negó a entregar las armas. Trataron de convencerlo el mismo Moncada y los marines, pero él indicó que su causa no había finalizado con el pacto traicionero, y se acuarteló en San Rafael del Norte.
La prensa norteamericana anunciaba el fin de la guerra en Nicaragua, y que ya todos los jefes liberales se habían desarmado, excepto por uno llamado Sandino. Pronto el general de hombres libres realizó acciones para hacer ver que su posición iba en serio. Primero tomó la mina de San Albino, y luego atacó el pueblo de Ocotal.
Aunque en su primer combate autónomo fue derrotado debido a la intervención de aviones bombarderos estadounidense, Sandino comenzó a darse a conocer como una figura a tomar en cuenta. Tras el ataque, hizo conocer un manifiesto en el que justificaba su posición: que sus tropas son organizadas e idealistas y no bandas criminales, que prefieren la muerte como patriotas antes que el sometimiento y que esperan en la montaña y con fusil en mano a los traidores e invasores.
Las autoridades nicaragüenses y estadounidenses comenzaron a señalar como un bandido que se dedicaba a asaltos y contrabando, lo que era repetido por la prensa internacional. Pero el 8 septiembre de 1927, Sandino entra en contacto con el poeta hondureño Froylán Turcios, director de la revista Ariel y gran admirador de su gesta, a quien designa como su representante y divulgador ante el continente.
Los marines, que menospreciaban a Sandino y su tropa, comenzaron las acciones para derrotarlo, pero pronto percibieron que la bravura de esa gente era tan grande como inaccesibles eran las montañas desde donde operaban como guerrilleros. Los continuos bombardeos afectaban sobre todo a la población civil en los poblados cercanos al cuartel de Sandino, que para entonces era ya un cerro llamado “El Chipote”.
La silueta de Sandino aún se observa en
muchos sitios de Nicaragua.
La causa de Sandino comenzó a ser reconocida por la prensa internacional. Diarios de México, Colombia, Argentina y Brasil, así como de los propios Estados Unidos, publicaban con frecuencia editoriales y artículos en apoyo a los combatientes nicaragüenses. El gobierno norteamericano argumentaba que su permanencia en Nicaragua era para garantizar unas elecciones limpias y sin contratiempos.
Aunque siempre minimizada y desvirtuada por el gobierno de Washington, la acción de Sandino llegó a ser tan efectiva que empezaron a enviarse marines de refuerzo, armamentos y aviones de guerra a Nicaragua. También, comenzó a reclutar y entrenar a un ejército local dirigido por oficiales norteamericanos, que poco después sería conocido como la Guardia Nacional.
A finales de ese año, las batallas ya eran más frecuentes, y a pesar de la inferioridad en armamento, entrenamiento y a veces numérica, las tropas de Sandino, apoyadas por la población, demostraron ser un enemigo respetable. Las bajas de marines y soldados de la Guardia Nacional eran continuas; en las selvas montañosas y poblados rurales, las emboscadas, la dinamita y el machete hacían estragos en sus filas. Los bombarderos, por su parte, destrozaban poblaciones civiles y campamentos guerrilleros por igual.
Muchos escritores latinoamericanos, organismos y la opinión pública comenzaron a expresarse a favor de Sandino, y a declararlo héroe de la dignidad de la América Latina, ante el atropello del imperialismo norteamericano.
Cuando las autoridades militares estadounidenses preguntaron a Sandino sus condiciones para abandonar la lucha, éste señaló tres únicos puntos: uno, el retiro inmediato de las fuerzas invasoras del territorio nicaragüense; dos, la sustitución de Adolfo Díaz por un ciudadano no candidato a la presidencia; tres, que las próximas elecciones a realizarse en el país fueran vigiladas por representantes latinoamericanos y no por los marines norteamericanos.
Al ser inconcebibles tales simples puntos para el gobierno norteamericano, la lucha tuvo que proseguir. Ya Sandino había bautizado a su tropa como el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, su bandera era de franjas roja y negra y su consigna “patria y libertad”.
El año de 1928 transcurrió entre combates entre la bien equipada Guardia Nacional y los marines, en contra de las tácticas de ataque relámpago de las tropas sandinistas. A finales de ese año se llevan a cabo las elecciones vigiladas únicamente por Estados Unidos, y resulta vencedor José María Moncada, el traidor y antiguo comandante de Sandino. Sorprendentemente, Juan Bautista Sacasa, antiguo jefe de la lucha constitucionalista, acepta el cargo de embajador de Moncada en Washington. Ambos, para esa fecha, ya elogiaban la intervención y apoyo a la democracia que hacía Estados Unidos en Nicaragua
El general guerrillero decide viajar a México, en busca de apoyo para su causa y para evitar darles a los marines una excusa más para quedarse en Nicaragua. En su recorrido, aceptado por los norteamericanos y protegido por las legaciones mexicanas en Centroamérica, fue saludado por grandes manifestaciones en Honduras, Guatemala y México.
En Nicaragua, los marines permanecieron, Moncada asumió el poder y las tropas de Sandino, bajo instrucciones de él, continuaron su lucha guerrillera.
Fue infructuosa la estadía de casi un año de Sandino en México. Aparentemente, el gobierno mexicano, confabulado con el estadounidense, pretendía retenerlo el mayor tiempo posible en ese país. Sin embargo, burlando la seguridad de su custodia mexicana, logró escapar y atravesar clandestinamente las fronteras, hasta llegar hasta sus cuarteles.
La acción guerrillera continuó. A veces, por períodos medianos de tiempo, Sandino desaparecía y se especulaba que había huido, pero pronto aparecía dando golpes certeros a los cuarteles enemigos cercanos. Así transcurrió la actividad: ni los marines ni la Guardia Nacional lograban eliminar a Sandino; ni éste lograba alguna clase de apoyo internacional a su causa o el retiro de los invasores en Nicaragua.
En 1933, tras salir vencedor en las siguientes elecciones, Juan Bautista Sacasa sube a la presidencia de Nicaragua, a como debía haberlo hecho en 1925, antes de la guerra constitucionalista. Ese mismo año, el 2 de febrero, el último soldado norteamericano destacado en el país para derrotar a Sandino, salió del país sin haber logrado el objetivo.
Sin más razones para la guerra, Sacasa declara una amnistía y entrega tierras a Sandino y sus tropas en la región segoviana. Los revolucionarios y su jefe aceptan deponer las armas, y comienzan a integrarse a la vida civil como productores agropecuarios.
Sin embargo, otro funesto y ambicioso personaje de la historia nacional comenzaba a sacar sus garras. Un año antes del armisticio, en 1932, la Guardia Nacional pasaba por primera vez a ser comandada por un militar nicaragüense: Anastasio Somoza García. Éste, al año siguiente, inició una persecución evidente en contra de los antiguos soldados sandinistas, causándoles arrestos ilegales, golpizas y hasta la muerte.
Tal situación llevó a Sandino a Managua, para quejarse ante el presidente Sacasa. Fue recibido con una cena de gala, por el presidente y por el mismo Somoza. Tras arreglar un compromiso de cese de hostilidades, se marchó. En la carretera, dentro de la ciudad, su automóvil fue interceptado por soldados de la Guardia Nacional, los cuales dirigieron al héroe y sus acompañantes hasta un punto, en donde fueron acribillados a balazos.
Ese fue el fin de la gesta heroica de uno de los personajes más importantes de la historia Latinoamericana, a pesar de que la misma historia se encargó de hacer olvidar su lucha. En la misma Nicaragua, Somoza prohibió el nombre de Sandino y el reconocimiento de su hazaña hasta que fue rescatada por una nueva generación de idealistas, casi medio siglo después de su muerte.

Hoy en día, aún se desconoce el lugar donde mataron y enterraron al General de Hombres Libres, pero su aporte está de nuevo encontrando con fortaleza su lugar en las páginas de la historia. Sandino, vale destacar, nunca quiso ser presidente.


Nicaragua: La crisis económica de los años 30



La crisis capitalista mundial en la década del 30 es el punto de partida de un largo período de estancamiento económico de la sociedad nicaragüense que sólo comenzará a superarse después de la Segunda Guerra Mundial.
La Gran Depresión fue una profunda recesión económica mundial que empezó a principios de 1929 y terminó en diferentes momentos de los años 30 o principios de los 40, según el país.
 Fue la mayor y más importante depresión económica de la historia moderna, y se utiliza en el siglo 21 como punto de referencia sobre lo que podría ser una futura caída de la economía mundial. La Gran Depresión se originó en los Estados Unidos.
El precio del principal producto de exportación, el café, bajó rudamente de 86 centavos de dólar el kilo, en 1929, a 52 centavos de dólar, en 1930; continuó descendiendo hasta alcanzar 32 centavos de dólar en 1940 y se mantuvo bajo hasta finales de la década del 40, cuando empieza nuevamente a ascender. En esta larga depresión cafetalera incidió no solamente la crisis de los años 30, sino también la “guerra de precios” desatada por el Brasil a finales de esta misma década, y la contracción de los mercados que produjo la Segunda Guerra Mundial.
Las únicas mercancías producidas en Nicaragua que obtuvieron durante esta larga fase buenos precios en el mercado mundial fueron el oro y ciertas materias primas estratégicas como el caucho; pero controlada su producción por empresas norteamericanas, en las típicas formas de enclave, los ingresos que generaron en absoluto redundaron en la dinámica interna de la economía.


La salida económica que trató de encontrar a la crisis la clase terrateniente consistió, en unos casos, en extender el área del cultivo del café para compensar con un mayor volumen de producción las pérdidas que provocan los bajos precios; en otros, en incrementar la actividad ganadera o productora de granos, ninguna de estas medidas dio resultados tan efectivos como para sacar a la economía de su estancamiento, estos procedimientos conllevaron procesos de acaparamiento de tierras y de expropiación de pequeños e incluso medianos propietarios. 






                       Los Somozas





La historia de Nicaragua tiene luces y sombras.
Entre los episodios más negros del país destaca el gobierno de la familia Somoza que dirigieron Nicaragua durante años.
La familia Somoza, historia de la estirpe que asoló Nicaragua en el siglo XX

El primer Somoza en ostentar el poder fue su padre, Anastasio Somoza García, quien fue nombrado jefe de la Guardia Nacional en 1932, lo que supuso el inicio de su carrera política. No paró hasta gobernar el país. Logró su objetivo tras planear la muerte de Sandino en 1934 y dos años después derrocó al presidente, Juan Bautista Sacasa.
Sin ningún opositor se convirtió en el dueño de todo Nicaragua. En 1936 es nombrado presidente de la República y lo será hasta su muerte.


En 1956 Somoza García recibió cuatro disparos de Rigoberto López Pérez, un poeta y miembro del Partido Liberal, que acabarían con su vida tres días después. Fue traslado al Hospital de Gorgas, en territorio americano, donde un fallo en la anestesia le costó la vida. Murió el 29 de septiembre en el mismo hospital.


Tras la muerte de Somoza García se decidió que su hijo mayor, Luis Somoza Debayle, le sucediera como presidente. Desde el asesinato de su padre, en Nicaragua se instauró un ambiente de tensión y descontento político.







Tras finalizar su mandato, el 1 de mayo de 1963, cedió su cargo al doctor René Schick Gutiérrez.
Luis Somoza Debayle murió el 13 de abril de 1967, hoy hace 50 años, por un ataque al corazón.


Poco antes, su hermano menor, Anastasio Somoza Debayle había ganado las elecciones el 5 de febrero. Tomó posesión de su cargo como nuevo presidente el 1 de mayo. Su dictadura se prolongó hasta el año 1979. Su gobierno se tuvo que enfrentar al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuyo objetivo era el derrocamiento de los Somoza del poder.




Durante los gobiernos de los Somoza, Estados Unidos fue un socio importante pero la llegada de Jimmy Carter a la Presidencia de la Casa Blanca en 1977 cambió drásticamente el balance de poder en Nicaragua. Carter le dijo a Somoza Debayle que no tendría más su apoyo.

La carrera política de 'Tachito', como era conocido por ser el hijo menor de 'Tacho' --apodo con el que se conoció a su padre, Anastasio Somoza García--, acabó el 17 de julio de 1979. Escapó en helicóptero junto a su familia y algunos seguidores. A partir de ese día se celebra en Nicaragua el Día de la Alegría para recordar el fin de la dinastía de los Somoza


Somoza Debayle se exilió primero en Guatemala y más tarde en Paraguay pero un comando sandinista se encargó de llevar a cabo una operación para acabar con su vida en 1980. La "Operación Reptil", encabezada por Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, se llevó a cabo cerca de su domicilio en Montevideo. Los guerrilleros estudiaron los lugares que frecuentaba y planearon una emboscada mientras conducía su Mercedes Benz. Le dispararon con fusiles M16 y le remataron con un lanzacohetes RPG-7 ... Su cuerpo quedó calcinado y solo pudieron reconocerlo por sus pies.

Con la muerte de Anastasio Somoza Debayle, Tachito, finalizó la dinastía de los Somoza, familia que gobernó el país bajo una férrea dictadura durante buena parte de los años centrales del siglo pasado. Fue el fin de una etapa oscura para Nicaragua y el inicio de otra nueva era.

           

   

     Revolución Popular Sandinista.





Se conoce como Revolución Popular Sandinista o simplemente Revolución Sandinista, al proceso abierto en Nicaragua entre julio de 1979 hasta febrero de 1990, protagonizado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (llamado así en memoria de Augusto César Sandino) que puso fin a la dictadura de la familia Somoza, derrocando al tercero de los Somoza, Anastasio Somoza Debayle, y sustituyendola por un gobierno democrático de perfil progresista de izquierda.
​ La lucha contra la dictadura de los Somoza, que ya había comenzado a finales de los años 50 del siglo XX se intensifica significativamente en 1978. En marzo de 1979 se firma el acuerdo de unidad por parte de los representantes de las tres fracciones sandinistas y se decide impulsar la lucha.
 En junio se hace el llamamiento a la "Ofensiva Final" y a la huelga general y el 19 de julio de 1979 las columnas guerrilleras del FSLN entran en Managua, con un amplio respaldo popular, consumando la derrota de Anastasio Somoza Debayle.


​ El nuevo gobierno, formado por un amplio espectro ideológico con presencia socialdemócrata, socialista, marxista-leninista y con una gran influencia de la teología de la liberación, trató de introducir reformas en los aspectos socioeconómicos y políticos del estado nicaragüense, tratando además los problemas relativos a la sanidad, la educación y reparto de la tierra que el país sufría.
Dichas reformas lograron avances significativos y reconocidos internacionalmente.
​ La oposición armada fue organizada por los Estados Unidos, que formó la llamada contra y hundió al país en una guerra civil y produjo una presión sobre en todos los campos posibles. Esto, junto con diversos errores de gobierno achacables a la inexperiencia de los sandinistas, llevó a Nicaragua a una posición económica crítica y social inasumible, lo que causó que el FSLN perdiera las elecciones de febrero de 1990 frente a la Unión Nacional Opositora (una coalición que agrupaba a la mayoría de las fuerzas opositoras al FSLN) presidida por Violeta Chamorro y apoyada por Estados Unidos, poniendo así fin al periodo revolucionario.
 La Revolución dejó cambios profundos en Nicaragua. Las estructuras de poder que la oligarquía ligada a la familia Somoza había montado y mantenido para su propio beneficio fueron desbaratadas. Los niveles de educación de la población se elevaron muy significativamente. Grupos de población, como jóvenes, mujeres y campesinos, hasta entonces marginada de las actividades sociales y en la participación en la vida nacional vieron incrementado su presencia en estas áreas.
Las regiones de la Costa Atlántica pobladas por Miskitos obtuvieron autonomía.
 Se produjo por primera vez, después de décadas de dictadura y guerra civil un paso de poder de forma pacífica entre gobiernos surgidos de las urnas. Desde el punto de vista de muchos nostálgicos, los objetivos de la Revolución Sandinista, programados al pueblo nicaragüense, del derecho a una alimentación digna, a una vivienda, a la salud, a la educación que inicialmente fueron llevados a cabo por diferentes programas de los gobiernos revolucionarios se perdieron al ser abandonados por los gobiernos posrevolucionarios, de carácter liberal, de la década de los años 90.
También desde el punto de visto de los nostálgicos, el analfabetismo volvió a subir, aunque se mantuvo en niveles inferiores a los anteriores al 19 de abril de 1979.



La Revolución realizó una reforma agraria dando tierras a los campesinos que no las tenían, la intervención de empresas y de la banca en busca de un sistema productivo mixto con un sector público fuerte y controlado desde el Estado propiciaron la desconfianza del sector privado, tanto nacional como internacional que produjo una caída de las inversiones en el país.
La guerra de agresión, organizada y financiada por los EE.UU, a la que Nicaragua hizo frente obligó al gobierno sandinista a dedicar recursos enormes a la defensa y a la restauración de los daños materiales que los combates provocaron.














SÍMBOLOS PATRIOS





SÍMBOLOS PATRIOS.









BANDERA NACIONAL DE NICARAGUA.





HIMNO NACIONAL DE NICARAGUA.

 
 



                 
                    
                ESCUDO NACIONAL DE NICARAGUA. 







             SÍMBOLOS NACIONALES.






                FLOR NACIONAL DE NICARAGUA. 




AVE NACIONAL DE NICARAGUA.



ÁRBOL NACIONAL DE NICARAGUA.







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